Al cerebro le cuesta mucho identificar la verdadera causa de una sonrisa.
Tiende a relacionar este gesto con la alegría, aunque el resto de la cara refleje otra emoción
Científicos de la Universidad de La Laguna (Tenerife) han demostrado con un estudio que al cerebro le cuesta mucho clasificar correctamente las emociones y motivaciones que incluyen una sonrisa, como son la alegría, la dominancia, el sarcasmo o la vergüenza. El cerebro tiende a relacionar en exceso una sonrisa con la alegría, puesto que se fija antes en ella que en el resto de la cara, que puede reflejar otras emociones.
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